domingo, 17 de junio de 2012

Paisajes

Caminará despacio, cansada. Apartando con las manos las agujas de las ramas de abeto. Pisadas sobre la nieve dejarán sus pies en el pasado. Jirones de vaho expulsará su respiración hacia el futuro. Y apartando la última rama, llegará al claro.
Y caerá sobre sus rodillas.
Y lágrimas de sal desharán la nieve allí donde caigan.
Quien sabe si serán lágrimas de alegría o de tristeza.
Un paisaje en blanco...

Bajará atento, procurando no resbalar por la empinada pared. Pequeños rastros de sangre que ya no sentirá dejarán sus manos en el pasado. Pequeños guijarros que despertarán sus pies entre restos olvidados de nieve rodarán hacia el futuro. Y descendiendo el último trecho, llegará al claro.
Y caerá sobre sus rodillas.
Y lágrimas de sal regarán los pequeños brotes nacientes allí donde caigan.
Quién sabe si seran lágrimas de desilusión o de esperanza.
Un paisaje en verde...

Nadará sin tregua, aunque más lenta a ratos, recobrando la respiración y el control de su cuerpo. Creará pequeñas ondas, que irán creciendo en el pasado. A saltos, en un vuelo perfecto, surcarán las aguas las libélulas en su futuro. Y con el último esfuerzo, llegará al claro.
Y caerá sobre sus rodillas.
Y lágrimas de sal alimentarán el cauce del río.
Quién sabe si serán lágrimas de soledad o de amor.
Un paisaje en azul...

Subirá la ladera, sin que le importen ya las gotas de agua que le irán calando. Marcas en los charcos dejará en el pasado. Pequeñas hojas que revolotean como mariposas guiarán su futuro. Y tras la última colina, llegará al claro.
Y caerá sobre sus rodillas.
Y lágrimas de sal se posarán entre cabellos marrones que los árboles ya perdieron.
Quién sabe si seran lágrimas de añoranza o de ilusión.
Un paisaje en amarillo...

De aquello entre el pasado y el futuro...

Creo que alguna vez ya he hecho una reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro. Hay una frase que dice “El pasado es historia, el futuro es un misterio y el presente un regalo, por eso se llama presente”. Me encanta. Creo que es de esas frases simples y maravillosas a la vez. Sin embargo, hay veces en las que se hace muy difícil llevarla a la práctica, creer realmente en ella.

Estos días están siendo demoledores... El pasado se ha convertido en una mochila demasiado pesada para mí ahora mismo. No puedo con ella. No puedo cargarla y avanzar a la vez. Sin embargo, no hago más que repasar todas las cosas que llevo dentro, una y otra vez. 

El futuro es una losa enorme en medio del camino. Una losa que veo frente a mí y cada paso que avanzo, ella avanza. No puedo llegar a ella, pero tampoco marchará sola. Ahí está, fría, inmóvil. 

Y tengo que caminar, no tengo más remedio. Y lo hago lo mejor que puedo. Lo hago con todas mis fuerzas. Dejándome cada día que pasa la piel en ello. Pero por muchos pasos que de, sigo ahí, con la mochila detrás y la losa delante. 

Ahora mismo mi pasado exige demasiado de mí, pesa demasiado, mi futuro está tapiado y mi presente...mi presente intenta combatir entre el pasado y el futuro.